Nos las dábamos de guays, así que enfilamos calleja arriba a
nuestro terreno, ese que ya tantos habéis visto y los que han estado allí
siempre dicen lo mismo: “Pos parecía más
grande”.
El caso es que aquellos lodos, aquella maldición antigua
sigue pesando en nuestro terruño, nuestra desagradable sorpresa nada más llegar
por quinta vez, mierda, tiene pérdidas, este estanque no es tan top como
nosotros creíamos.
Destapamos para que las aguas nos dejen ver aquellos
agujeros negros que nos están robando el tan preciado líquido elemento.
Y vemos, vemos con tristeza que el huerto está en el filo de
la navaja, si no solucionamos esto, adiós a la siembra, no la podremos mantener
en tiempo estival. Los Hermanos J se sientan y reflexionan sobre la tragedia
que se cierne sobre sus cabezas.
Entonces, tras darle vueltas, nuestros antepasados Romanos
acuden en nuestra ayuda. Fueron los Romanos, los constructores de acueductos,
puentes, cloacas, y tantos ingenios acuáticos. Claro Reisiguer, metamos un tubo
y no dejemos que el agua entre, así, con el suelo seco y raspado, podremos
proceder a Bricoarreglo, pero Reisiguer sabe, igual que yo, que nosotros
estamos más en el terreno agrícola, así que llamamos a nuestro albañil de
cabecera, Fernando Cayetano, y en esas estamos, esperando a este dagal.
Continuará…
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